A las consabidas recomendaciones de reducir la intensidad del ejercicio practicado y no realizarloen las horas de más calor, se une también el recordatorio típico de mantener una buena hidratación, no solo después del ejercicio, sino también durante la realización del mismo.
Beber pequeñas cantidades mientras se realiza el ejercicio ayudará a mantener la hidratación, tan necesaria debido a la pérdida extra que ocasiona el ejercicio unido a las altas temperaturas. También ha que ser humilde y tener en cuenta las limitaciones. Incluso deportistas profesionales han sufrido golpes de calor motivados por entrenar a demasiada intensidad en una calurosa tarde de verano o saltarse los puestos de avituallamiento para ganar unos segundos en una carrera de larga distancia.
Otros falsos mitos a la hora de hacer ejercicio, como pensar que por sudar más o sufrir más el esfuerzo la mejora va a ser mayor también han sido responsables de que muchas personas hayan sufrido golpes de calor. En otras ocasiones el golpe de calor no se produce en el día de realizar el esfuerzo intenso, sino que el cuerpo queda debilitado y es más fácil que en días posteriores, si se sigue entrenando de forma intensa y con demasiado calor, el cuerpo finalmente sucumba.
En definitiva, una llamada más al sentido común, animando a realizar actividad física de cualquier tipo, siempre que sea adecuada para las capacidades de cada persona y se haga con garantías de disfrutar del caluroso verano de una forma sana y activa, sin forzar los límites que el calor nos impone.
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